martes, 24 de julio de 2012

VIVIR EN CRISTO


¿Qué es el vivir, hermanos? Esto es vivir. Me levanto en la mañana, me lavo, oro, tomo el bus o el auto, voy a la oficina, voy a ver los hermanos, paso aquí paso allá, voy a comprar o voy a vender, vuelvo a la casa, almuerzo, me relaciono con mi familia, estoy con los hijos, o estoy en la casa, veo lo que falta, voy y vuelvo, eso es vivir. ¿Qué es el vivir? Es todo lo que hago. Tan simple. Todo lo que hacemos es el vivir. Nos relacionamos con la gente hasta que volvemos a la casa y nos acostamos y dormimos. El vivir es Cristo. Es decir, no soy un creyente de reuniones. No soy espiritual en los Retiros. No es magnificado Cristo en los grandes eventos, sino en todo mi vivir. ¡Tan simple como esto!

Cuando Ud. va a comprar, compre en Cristo, hermano. Cuando usted va con la tarjeta de crédito, hermana, compre en Cristo. Los que manejamos vehículos tenemos que aprender a conducir un vehículo en Cristo. Aun en las horas que dedico al descanso, he de hacerlo en Cristo.

¿Será posible mirar la televisión en Cristo? (¿Será una locura lo que estoy diciendo?) Estoy seguro que si nos sentamos frente al televisor en Cristo sabremos perfectamente cuándo hay que cambiar de canal o cuándo hay que apagarlo. Mírela en la carne y cosechará los frutos de la carne. “Con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mí”, hasta en las cosas más íntimas. ¿De qué cosas tendría que hablar? De todo, pues, hermano. ¿Qué cosas tendría que tocar? Hasta la más pequeña, la más sutil. Pero, ¿será fanatismo eso? Esto es lo que quisiera Satanás susurrar a nuestro oído.

Estamos hablando a los que tienen a Cristo revelado en su corazón. No estamos hablando con los que se conforman con el formalismo religioso, externo, dominical, de reuniones, de cultos y nada más. Estamos hablando de los que tienen a Cristo revelado, confesado, a los que se glorían en Cristo y tienen sus fuentes allá arriba. No porque la ley me lo exija; no porque las demandas de la palabra santa de Dios me obliguen a hacerlo, sino porque tengo una vida poderosa adentro, santa, preciosa, que se manifiesta, gloriosa, en todas las áreas de mi vida.

¿Sabes cuándo contristamos al Espíritu? ¿Sabes cuándo traemos dolor y muerte? Cuando no se ve a Cristo. Cuando Cristo no es magnificado. Cuando mi carne se levanta, entonces hay muerte, hay confusión, hay dolor, hay problemas en la casa, hay ... ¡qué digo, Señor!


Hermano, ¿cómo tratas a tu esposa? Las Escrituras tienen muchas demandas, pero las Escrituras por sí solas no pueden. Aunque tú te sepas de memoria todas las charlas matrimoniales, si la vida de Cristo no tiene una expresión por ti, estás perdido. Aunque vayas a los mejores asistentes, consejeros y siquiatras que existan, si no fluye la poderosa vida de Cristo por ti, te quedarás sólo con las recomendaciones.

¡Para mí el vivir es Cristo! ¡Qué simple suena la frase, pero qué profundo es su contenido! ¿Te das cuenta? ¿Te fijas que por aquí está el rumbo que el Señor nos está trazando? Andemos por este camino, así evitaremos tristeza en la iglesia local, y la obra del Señor no se verá entorpecida.

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